Tras la llegada de la pandemia del coronavirus COVID-19 a España, nos enfrentamos a múltiples desafíos a nivel socio-sanitario, económico y personal, siendo importante el intentar entender cómo esta situación afecta a la población de mayor edad y, especialmente, a las personas con demencia.
Por ello, indicadores demográficos recogidos en el informe titulado: “Un perfil de las personas mayores en España 2020”, exponen la decadencia de la población en el país un 19,3 % de personas mayores de 65 años.
Según reseñas expuestas por el INE, casi 5 millones de personas viven solas en España y de ellas más de 850.000 tienen 80 o más años.
En ese sentido, esta cuarentena puede nutrir dicho sentimiento de soledad, al que pueden sumarse sentimientos de incertidumbre, desesperanza y tristeza. La misma ha afectado mucho más en la vida de los mayores siendo vulnerables por diferentes factores: pérdida de familiares o amigos, deficiencias sensoriales, soledad, menor acceso a la información, enfermedades crónicas, deterioro cognitivo.
Ante esta situación, y dado que en este momento las alternativas son pocas, quizá debamos centrarnos en cómo minimizar los efectos del confinamiento. Es necesario que los adultos mayores (con demencia) continúen con el periodo de aislamiento que sin duda va a interrumpir también su vida cotidiana.
Cabe destacar, que existen pocos estudios sobre el confinamiento total de ciudades, o incluso países enteros, como está ocurriendo en la situación actual. Si la cuarentena se considera inevitable, se convendrían implementar medidas necesarias para minimizar su impacto en la población más vulnerable.
Como afirmaba recientemente una cuidadora, debido a que estamos en una crisis sin precedentes “no disponemos de una hoja de ruta para esto” y será labor de todos enfrentarla del mejor modo posible.
Escrito por: Fatima de gouveia
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