Cuidado del anciano por su familia

El Cuidado de un anciano por integrantes de una familia influyen de forma significativa sobre el retraso

Incluso sobre el rechazo a la institucionalización de pacientes ancianos con enfermedad crónica. Si bien los vecinos y los amigos pueden ayudar, alrededor del 80% de los servicios de cuidados de salud ambulatorios (físicos, emocionales, sociales, económicos) es proporcionado por miembros de la familia.

Cuando el paciente presenta un compromiso leve o moderado, la pareja (esposa/esposo) o un hijo adulto suele hacerse cargo de su atención, pero cuando el paciente presenta un compromiso grave, lo más probable es que el cuidador sea la pareja (en general, la esposa).

La cantidad y el tipo de cuidados provistos por los miembros de la familia dependen de los recursos económicos, la estructura familiar, la calidad de las relaciones y otras demandas que requieren tiempo y energía de los miembros de la familia.

En promedio, el cuidado familiar para los adultos mayores consume aproximadamente 24 horas por semana, y aproximadamente el 20% de las veces más de 40 horas por semana.

Los cuidadores de adultos mayores informan que el 63% de sus receptores de cuidados tienen enfermedades crónicas y el 29% tienen deterioro cognitivo. Se sabe que el cuidado de adultos mayores con trastornos neurocognitivos es particularmente intenso y oneroso y tiene efectos nocivos para los cuidadores.

Aunque la sociedad tiende a considerar que los miembros de la familia son responsables del cuidado del otro, el límite de las obligaciones filiales y maritales varía en las distintas culturas, de acuerdo con la familia, y cada miembro en particular.

La disposición de los miembros de la familia para atender a un paciente anciano puede reforzarse con la contribución de servicios de apoyo (p. ej., asistencia técnica en el aprendizaje de nuevas habilidades, servicios de asesoramiento, servicios de salud mental familiar) y servicios complementarios (p. ej., cuidado personal [asistencia con la atención, la alimentación y la vestimenta], atención domiciliaria, cuidado diurno de adultos, programas alimentarios). Los servicios complementarios pueden ser proporcionados en forma regular o en apoyo al familiar durante algunas horas o días.

Los adultos mayores en algunos casos tienen necesidades fundamentales para su atención y no tienen familiares o amigos disponibles, dispuestos o capaces de brindar atención y viven con necesidades insatisfechas y, a veces, en aislamiento social.

Los cambios en los valores demográficos y sociales redujeron el número de miembros de la familia disponibles para cuidar a un paciente mayor con compromiso de su salud debido a las siguientes causas:

  • Aumento de la expectativa de vida: como consecuencia, la población de personas muy ancianas ha ido en aumento. Por consiguiente, sus hijos, que son sus cuidadores potenciales, también pueden ser ancianos.
  • Retraso en la procreación: combinado con la mayor longevidad, esta demora generó un grupo de cuidadores «sandwich», que deben hacerse cargo simultáneamente de sus hijos y de sus padres.
  • Menor tamaño de la familia: un número reducido de descendientes en las últimas décadas ha producido una distribución más uniforme de la población entre los grupos de edad en comparación con los siglos anteriores, lo que resulta en una relación de dependencia mucho más baja (actualmente alrededor de 24 dependientes mayores por cada 100 adultos en edad laboral en comparación con unos 15 dependientes mayores por cada 100 trabajadores en 1960).
  • Aumento de la movilidad de la sociedad estadounidense y de la tasa de divorcios: como consecuencia, las familias tienen más probabilidades de estar separadas por motivos geográficos y los lazos familiares son más complejos. No obstante, el 80% de las personas ≥ 65 años vive a menos de 20 minutos de uno de sus hijos.
  • Un mayor número de mujeres que trabajan: en el pasado, estas mujeres han proporcionado la mayor parte de la atención a sus padres mayores debido a las expectativas de roles para su género, pero las demandas laborales han disminuido su disponibilidad para hacerlo.
  • Mejor manejo de las enfermedades crónicas: el número de personas mayores dependientes muy enfermas es cada vez mayor.

Estos factores predicen un aumento de la demanda de servicios de cuidados de salud domiciliares a cargo de un individuo que no es un miembro de la familia, un amigo ni un vecino.

Los Efectos del cuidado del Anciano

Si bien el cuidado de un individuo puede ser muy satisfactorio, también puede asociarse con efectos negativos. Los individuos que cuidan a un miembro de su familia pueden experimentar grandes tensiones (denominada carga del cuidador) y, en consecuencia, problemas de salud, aislamiento, fatiga y frustración, que a veces generan una sensación de desasosiego y cansancio extremo (agotamiento del cuidador) o promueven el abuso de los adultos mayores.

El cuidado de una persona anciana puede convertirse en una carga económica importante.

Las parejas en las cuales uno de los miembros cuida al otro por lo general presentan un gran malestar. Los hijos adultos o sus cónyuges pueden necesitar reducir las horas de trabajo o tomar licencias prolongadas del trabajo. Aunque ciertas políticas como la Ley de Licencia Médica Familiar aseguran mecanismos para evitar el cese discriminatorio o el tratamiento asociado con este tipo de ausentismo (incluso entre parejas del mismo sexo), la pérdida de salarios es una realidad seria para muchos cuidadores.

Lo más importante que se debe señalar es que los cuidadores suelen poder recibir apoyo y aprender información o estrategias útiles sobre cuidado de médicos, enfermeros, asistentes sociales o administradores de casos. Los cuidadores también pueden implementar las siguientes medidas a fin de prepararse para su tarea y evitar el agotamiento:

  • Ocuparse de sus propias necesidades físicas, emocionales, recreativas, espirituales, y financieras
  • Siempre que se considere apropiado, solicitar ayuda con el cuidado o apoyo de otros miembros de la familia y amigos
  • Buscar grupos externos que puedan ofrecer sostén psicológico (p. ej., grupos de apoyo) o que contribuyan al cuidado (asesoramiento, atención domiciliaria, cuidado diurno del adulto, programas de provisión de comidas, atención sustituta temporaria)
  • Si su ser querido es hostil o difícil, no tomarlo como algo personal

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