Una enfermedad que puede pasar inadvertida y, aunque es más frecuente a partir de los 40 años, puede aparecer a cualquier edad. Sigue leyendo e infórmate.
La hipertensión puede definirse como la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida. Para entenderlo mejor, es importante definir el termino tensión arterial: momento en que el corazón ejerce presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo.
Factor de riesgo
Esta enfermedad supone mayor resistencia para el corazón, ya que este aumenta su masa muscular –llamada hipertrofia ventricular izquierda- para hacerle frente a ese sobreesfuerzo. El incremento de la masa muscular termina siendo perjudicial ya que no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo, lo que puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho, adicionalmente, el músculo cardiaco se vuelve irritable, produciendo arritmias.
En los pacientes que ya han tenido un problema cardiovascular, la hipertensión puede intensificar el daño. Asimismo, propicia la arterioesclerosis –cúmulos de colesterol en las arterias-, fenómenos de trombosis y, en el peor de los casos puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación o rotura, lo que inevitablemente causa la muerte.
Diagnostico
Se basa en un sencillo procedimiento de medición, aunque en algunos casos son necesarias otras pruebas, por ejemplo, el holter de presión arterial. Debe complementarse con un análisis de laboratorio y un electrocardiograma. Es muy importante tener en cuenta que:
- La hipertensión arterial no produce síntomas y puede pasar inadvertida.
- Es más frecuente a partir de los 40 años, aunque puede aparecer a cualquier edad.
- Existe predisposición familiar, no obstante, también se presenta en personas sin antecedentes.
¿Cómo medirla?
La presión arterial puede medirse mediante unos aparatos conocidos como tensiómetros. Ara que la medida obtenida sea la correcta debe seguir estas indicaciones:
- La presión arterial cambia a lo largo del día, la recomendación es tomarla siempre a la misma hora.
- Es recomendable que estés relajada y que no bebas, comas, fumes o hagas cualquier actividad durante la media hora anterior a la medición.
- Elige una habitación tranquila, sin ningún tipo de ruidos o interrupciones y de una temperatura entre 20 y 25 C°.
- Debes reposar cinco minutos antes de la toma.
- Tu espalda debe estar apoyada en el respaldo de la silla. No cruces las piernas y quítate la ropa o accesorios que puedan oprimirte el brazo.
- Si el tensiómetro es de brazo, coloca el manguito dos o tres centímetros por encima de tu codo. Deja la palma de la mano boca arriba y el codo ligeramente flexionando a la altura corazón.
- No se recomienda hablar durante la medición.
- Realizar dos mediciones separadas por intervalos de dos minutos, saca la media y ese será tu resultado.
- Siempre apunta los valores obtenidos para que informes a tu médico y lleves un control.
¿Cuáles son los niveles normales?
Al hablar de niveles normales debemos tomar en cuenta que existe la presión arterial normal y la normal-alta.
En la primera los niveles máximos de la presión arterial sistólica (máxima) se encuentran entre 120-129 mmHg, y las de diastólica (mínima) entre 80-84 mmHg. Sin embargo, algunas cifras más bajas también pueden considerarse normales, siempre y cuando no provoquen ningún síntoma.
En la presión arterial normal-alta, las cifras de la máxima están ubicadas entre 130-139 mmHg y de la mínima entre 80-89 mmHg. En las personas diabéticas, que tienen algún problema del corazón o daño renal, los niveles superiores a 130/80 mmHg son considerados altos. Si padeces de ésta última, es importante que te mantengas muy pendiente y visites al especialista cuando sea necesario.
Tratamiento y prevención
El mejor tratamiento de la hipertensión siempre será una buena prevención que evite su aparición, para ello debe seguirse un estilo de vida saludable.
- No fumar.
- No ingerir alcohol en exceso.
- Controlar el peso.
- Ejercitarse.
Practicar una dieta cardiosaludable (disminuir el consumo de sal y alimentos que la contengan). Si ya eres hipertensa, no puedes conformarse con las indicaciones anteriores, es posible que debas seguir un tratamiento farmacológico. Los resultados no siempre reflejan una reducción inmediata de la presión arterial, por lo que es necesario esperar un poco antes de plantearle al médico un cambio de medicación.
Cuando se tiene el tratamiento antihipertensivo se debe tener en cuenta que:
- Aunque la presión arterial se haya normalizado, no se debe dejar de tomar la medicación nunca.
- Se debe cumplir estrictamente el tratamiento e intentar mantener siempre el horario en el que se toma el medicamento. El tratamiento debe estar ligado a un ritmo de vida saludable.