La prestación de la ayuda a domicilio se encuentra dirigida a toda la población, pero podemos destacar como sectores de población principalmente atendidos:
Personas Mayores que presentan dificultades en realizar algunas o todas las actividades de la vida diaria.
Discapacitados físicos y psíquicos que con este servicio pueden mejorar su autonomía personal.
Personas con Enfermedad Mental que precisan ayuda o supervisión para poder llevar una vida independiente.
Personas de cualquier edad con dificultades temporales para realizar las actividades de la vida diaria por problemas sanitarios o psicosociales. El criterio que comparten todos estos grupos es la dependencia y la pérdida de la autonomía.
Las personas dependientes:
TIENEN EN COMÚN: Su necesidad de otras personas para seguir adaptándose a las demandas de la vida cotidiana. Estas personas ven disminuida, en mayor o menor grado, su autonomía personal, esto es, su capacidad para realizar de forma independiente las actividades de la vida diaria.
SE DIFERENCIAN: En el grado de dependencia que presentan. Así, algunas personas necesitan ayudas mínimas, como que las acompañen en algunos desplazamientos, mientras que otras quieren una ayuda amplia y constante, como es el caso de las personas que necesitan ayuda en su higiene personal o
a los que es necesario darles de comer.