El reto de las residencias madrileñas en Navidad: controlar las salidas de sus internos para no exponer al resto

Con la vacunación inminente, los centros de mayores asumen estas fiestas entre la incertidumbre, por la exposición de los residentes a sus familiares y al virus, y la necesidad de los ancianos de socializar con sus seres queridos en estas fechas.

En un año lleno de sobresaltos para las residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid, el final de este 2020 llega con un nuevo reto: coordinar las salidas y retornos de los usuarios que vayan a pasar las fiestas navideñas con su familia. Con la esperanza de recibir las primeras vacunas en estos centros durante las próximas semanas, desde el sector de la dependencia apelan a la responsabilidad de las familias, aunque también rebajan su preocupación y aseguran que no están recibiendo peticiones masivas para que los mayores abandonen las residencias a partir del 23 de diciembre.

El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha elaborado una estrategia para evitar que estos traslados puedan contribuir a la expansión del virus. Si el usuario obtuvo un resultado de IgG  —anticuerpos que genera el sistema inmunitario tras pasar la enfermedad hace tiempo— negativo en el test serológico realizado en verano por la Comunidad, las familias han tenido como fecha límite el 13 de diciembre para informar de la salida del residente. En caso de tener IgG positivo no existe ningún obstáculo para que los usuarios abandonen el centro durante las fechas navideñas.

La madre de Elena, que se encuentra en la residencia del barrio de Usera (Madrid), pondrá fin a este año acompañada de su familia. Estos meses han sido muy duros para ellos, ya que el padre de la entrevistada ha fallecido durante la pandemia. En este caso, la residente tiene movilidad, se desplaza con andador y su nivel de dependencia le permite a su hija hacerse cargo de las rutinas diarias de la anciana. «Cuando salimos a pasear vamos con silla de ruedas porque le cuesta más. Nos la vamos a llevar porque todos estamos inmunizados», comienza explicando Elena, miembro de la plataforma Marea de Residencias. 

Requisitos en las salidas para usuarios con IgG negativa

Esta mujer detalla que en aquellas familias en las que el residente tiene un alto nivel de dependencia es complicado hacerse cargo durante días de la persona mayor, como exige el protocolo de la Comunidad para aquellos usuarios que tienen IgG negativa en el test de anticuerpos. En estos casos la Consejería de Políticas Sociales exige que las salidas sean como mínimo de tres días, además están «restringidas a un único domicilio y manteniendo una burbuja de convivencia estable». «Es complicado. Al final necesitas una grúa en casa para poder cuidarle», añade Elena. 

Para los usuarios con anticuerpos IgG todo es más sencillo, comparten las mismas limitaciones que el resto de la población, pueden desplazarse únicamente a cenas o comidas y, por lo tanto, volver a dormir al centro. Teniendo en cuenta esta distinción y los altos niveles de dependencia que acogen las residencias madrileñas, Elena reivindica que los gerentes de los centros tendrían que habilitar espacios para que los usuarios sin gran movilidad puedan pasar parte de los días festivos con sus seres queridos. «Es importante que puedan acudir a casa los positivos, pero también es importante que aquellos que no pueden salir también puedan recibir visitas», explica Miguel Vázquez, presidente de la Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores en las Residencias (Pladigmare). 

Olga y Carmen se quiebran al explicar que sus madres pasarán las navidades en una residencia. La progenitora de Carmen, que sufre alzhéimer desde hace diez años, reside en un centro de Leganés. Actualmente, «está deteriorada» y para ella «es un conflicto salir» del centro, explica su hija. «Hace tiempo que no la sacamos a eventos. La última navidad fue un problema. No reconocía su entorno y quería volver a su casa. Fue muy duro», cuenta. 

«Se queda en la residencia por miedo a que la contagiemos»

«La vamos a dejar en la residencia por miedo a contagiarla. Ella tiene anticuerpos, pero aún así hemos tomado esta decisión», apunta Olga. Su madre está en un centro de mayores de Parla, también sufre un deterioro cognitivo y actualmente «no tiene conocimiento del espacio o del tiempo». La decisión ha sido meditada y excepcional. «Solíamos traerla a casa para que cenase con nosotros. Luego volvía a dormir en la residencia, sobre todo, para evitar que se cayese de la cama», apunta. 

En caso de que el usuario haya tenido un resultado negativo en el test de anticuerpos IgG, los mayores tendrán que someterse a dos pruebas de antígenos cuando vuelvan al centro en un periodo de 48 horas entre la primera y la segunda, manteniéndose en aislamiento en ese intervalo sin poder «participar en actividades grupales mientras tanto», contempla la normativa publicada por la Comunidad.

Ante esta decisión, desde la residencia Don Bosco, gestionada por la ONG Mensajeros de la Paz, exponen que si acumulasen un elevado número de peticiones para salir no tendrían «espacio para aislar a todos» a la vuelta. Su director, Guillermo Crespo, expone que se asume un «riesgo» dejando a los usuarios que duerman fuera. «Si en las visitas, que suelen ser supervisadas, cuando te descuidas te puedes encontrar a una mujer dando un beso a su marido, que es residente; ahora digo, joé, en Navidad que no te ve nadie el riesgo está. Yo confío en las familias», incide Crespo.

En esa ocasión en este centro se han encontrado con «muchos residentes autónomos que han decidido no salir». Para afrontar estos días con total normalidad, a pesar de que no se celebren conciertos y eventos que se solían organizar en esta época, el responsable de la residencia Don Bosco está trabajando para que cada uno de los mayores «tenga un regalo en el árbol de Navidad» el día de reyes.

Una vacunación inminente

En los centros de mayores asumen las salidas navideñas con cautela. Comprenden la importancia que tienen estas fechas para sus usuarios, pero también recuerdan que las primeras vacunas están a la vuelta de la esquina -este domingo se inyectarán las primeras dosis- y piden prudencia a las familias. Pilar Ramos, presidenta de la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia, destaca que este año «no va a haber muchas salidas en los centros». «Los familiares entienden que las residencias son espacios seguros. De hecho algunas te llegan a plantear que están tranquilos si su familiar se queda en el centro, aunque en ese caso el riesgo son las salidas del resto», apunta. 

«¿Peligroso? Sí ¿Imprescindible? también», resume Ignacio Fernández Cid, presidente de la  Federación Española de Dependencia (FED), sobre los encuentros familiares en estas fechas.  Este portavoz de la patronal explica que para ellos «es totalmente necesario» que se produzcan visitas y apela «al sentido común» y la «responsabilidad» de las familias para que tomen todas las precauciones necesarias. «Poco más les podemos decir. Son sus seres queridos, no somos quién para llamarles la atención», incide.

 

Fuente: https://www.eldiario.es/

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